15/1/09

10 años de Revista DIRCOM

A propósito del cumpleaños de Revista Dircom.

Este año, en noviembre, la revista cumple diez años de vida. En este sentido quisiera bosquejar una historia mínima sobre el nacimiento y crecimiento de revista Dircom.
En su teoría sobre la discursividad, el semiólogo argentino Eliseo Verón señala la diferencia entre" lectura en producción o generación" y "lectura en repercusión" del texto. Esta teoría de la discursividad da cuenta del surgimiento y desarrollo de los textos en dónde las fundaciones son los puntos de partida para la recepción / producción. Una fundación es un proceso particular de circulación en que se vincula una gramática de producción y otra de reconocimiento. Esto deja entrever que no hay fundadores en el sentido lato del término, sino que la fundación de un texto está signada por su circulación, es decir por su proceso de significación social a través del tiempo.
En estos términos, la historia de las cosas y los sujetos cumplen un rol fundamental, donde el sentido recibido es en tanto quién y cómo se transmite una leyenda y su significación social compartida. Esto ya lo había expresado Foucault.
Corría el año 1998, en un contexto de recesión, cansancio social y cambios políticos; mientras terminaba de cursar mis estudios en Ciencias de la Comunicación, junto a un grupo de amigos y actuales profesionales comenzamos a investigar acerca del campo profesional en dónde queríamos desarrollarnos. Si bien estábamos insertos, no de la forma en que deseábamos y tampoco encontrábamos referencias para saciar nuestra sed de conocimientos. En esa búsqueda, a través de la lectura de las citas del libro “Imagen Positiva” de Justo Villafañe, dimos con un libro/manual denominado “Le Dircom” o “El DIRCOM” –en español- escrito por Wesphalen y Piñuel. Su primera edición impresa fue a fines de los años ochenta en francés, y a principio de los años 90 en español. La traducción española de Ediciones Del Prado ya no se consigue.
Movidos por la lectura y nuestra interpretación de los hechos que allí se describían comenzamos a pensar un medio -revista y una web- denominada Dircom. El proyecto tuvo sus complicaciones y quedó trunco hasta noviembre de 1999 que motivado por cubrir un espacio que no estaba, a mí parecer, bien construido, decido continuar el proyecto y edito 100 revistas impresas en tamaño A4 con tapa de cartulina dura y 38 páginas internas en papel obra a color. La impresión fue realizada en casa, con una impresora Canon de carro ancho con una velocidad de impresión de seis páginas por minuto, que únicamente la pasión y ganas de juventud podían soportar. De esa manera salieron otros tres números bimensuales con una distribución muy acotada, por no decir de mano en mano.
Pensando en automatizar el proceso de producción, registro el nombre dircom en el INPI, como medio de comunicación y un poco más tarde como editorial, convirtiendo así la revista en un formato diario, impreso en rotativas y en blanco y negro en los talleres gráficos SID. 1000 ejemplares distribuidos en kioscos de la Ciudad de Buenos Aires a dos pesos por ejemplar; una distribución realizada a mano y personalmente, que por su laboriosidad duró un número.
La crisis argentina estaba en puerta y había que ajustar los gastos. Así es como la revista pasa a convertirse en el primer E-zine de comunicación corporativa. Una revista realizada en formato PDF y distribuida por e-mail, de manera gratuita, a una base de datos personal de profesionales, gerentes y estudiantes de comunicación de Latinoamérica. Para esta época -2001/2002- comienzo a encontrarme con libros de Joan Costa en dónde referenció una línea de pensamiento fascinante, y a quien tengo el agrado de conocer personalmente siete años después.
Del número 14 al 45 salieron en el formato electrónico, una innovación para un medio de comunicación que aún hoy no está desarrollada con todas sus potencialidades por muchas otras revistas independientes de muchos otros temas, que secundaron a Dircom.
El formato e-zine me permitía, en ese momento, distribuirlo en diskettes de 3.1/4. Otra innovación que, aunque un poco más costosa, permitía en eventos llegar, como folleto publicitario a manos de un público que no brindaba su correo electrónico de manera fácil, ni tampoco eran tan accesible para entrevistar.
Este camino, que recorrí con la colaboración de miles de profesionales que aportaban artículos, opiniones y entrevistas personales, sólo fue posible por la causa que me motivaba: saber cada vez más sobre comunicación empresarial de quienes en ese momento gestionaban y producían comunicación.
Llegado el 2005 y en un contexto político y económico en auge, en un marco donde la figura del Dircom se había impuesto, en parte por la creación, con la iniciativa de Miguel Ritter, del círculo Dircom y en parte por la circulación de los textos de Joan Costa en toda Latinoamérica, sale nuevamente revista DIRCOM en papel.
Por intermedio de una amiga en común, Adriana Amado Suárez, conozco a Juan José Larrea. Nos ponemos en contacto y bastó solo un encuentro para saber que podíamos trabajar juntos en la revista. La pasión de él y mi conocimiento de cómo llevar adelante la producción de la revista llevó a que en mayo de 2005 salga el número 47 de DIRCOM pero en papel con un título muy sugerente “Habemus DIRCOM”. El formato no era innovador, pero sí trajo muchos comentarios; lo que ayudó a reposicionar la revista. Su gran tamaño era visible en cualquier lugar que él estuviere.
Fue sorprendente cómo el papel, en un tejido cada vez más digitalizado, tenía una importante vigencia. De más está decir que las primeras ediciones fueron producidas íntegramente por Juan José y por mí. La permanencia y el crecimiento lento que tuvimos en el 2005 fue suficiente para profesionalizar el área de diseño y contratar un estudio profesional Lym/diseño. Dentro del marco ideológico que se había concebido la revista en su nuevo formato, la diseñadora le dio coherencia e identidad propia. El 2006 vino con mucho empuje. Habíamos cruzado los Andes y desembarcado en la Universidad de Viña del Mar, Chile, punta de lanza para la conquista latinoamericana. Luego vendría Ecuador y Bolivia, producto de la gestión de Juan José.
A fines del 2006, pensando en comenzar nuevos proyectos profesionales le traspaso los derechos de marca a Juan José Larrea, con quien compartíamos desde el 2005 la dirección editorial de la revista. La toma de la dirección por parte de Juan José vino con cambios. Unos meses más tarde la revista se hace más pequeña –era un tabloide y luego pasó a un tamaño A4-. Para ello hubo con adaptar el diseño; el Estudio de Luciano Cassisi se hizo cargo de la tarea. La transformación tuvo un impacto positivo y creció en suscriptos.
En el 2008, la pasión y el empeño de Juan José hizo exitosa la internacionalización de la revista con la impresión en Bolivia primero y Ecuador luego completó el éxito y lo que se sumó la voluntad de Venezuela y Colombia.
Si bien el contenido siempre estuvo bajo mi responsabilidad, el posicionamiento marcario es una gestión de la dirección del, ahora, grupo DIRCOM.
La convocatoria que tuvo el brindis de fin de año, con la presentación del libro Apuntes del DIRCOM, compilado y diseñado por consultora Duphín –estudio de comunicación- y dirigido por Juan José, me hizo reflexionar en torno a las decisiones tomadas. Creo que todas ellas fueron buenas ya que el proyecto iniciado en aquella noche de noviembre de 1999 tiene alas propias y un futuro promisorio.
Esta historia, que se entreteje con las iniciadas por Joan Costa, por el ICOMI, hoy Gieci, y muchos otros profesionales, me conmueve al saber que “los proyectos se concretan”.
En agradecimiento a todos
los que colaboraron
para que esto ocurra.

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